con el paso de los siglos, me he percatado que el camino va y viene
es una jugarreta, un descenso inmune al vértigo, una oleada de incomprensión gratuita
espolvoreada con melancolía y sobredosis de falsa ternura.
Ya casi no pertenezco a este basurero, era mi meta, es mi destino,
aunque muchas veces, cada día, se me hace imposible, son demasiados,
demasiadas tentaciones, anuncios y carteles, letreros y paletas;
están en todos lados. Cómo no dejarse atrapar por esta mafia de descorazonados sistemáticos?
Infección de corrupciones, la moda nueva, la gratuidad del poder, la oscuridad del poder.
Las mil quejas y desgarros cerebrales que aumentan mi migraña....
...y empiezo a odiar otra vez....
(pitufo gruñón)
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