Llegó,
por fin,
mi estación favorita.
Mi lugar preferido dentro del año.
Las temperaturas que acarician la soledad, mezcladas con árboles desnudos y soplos de viento húmedo.
Recuerdos innombrables,
pensamientos que se van, cabalgando sobre las hojas perdidas de los arbustos vigilantes.
Las razones para una conversación cercana y amistosa, bajo la sombra de las nubes de la tarde.
Olor a nostalgia,
a desdén y a somnofilia.
Me vstiré de otoño una vez más.