lunes, septiembre 22, 2008

Es lo que hay...

Necesito salir, respirar, correr,
darme una vuelta en el aire y tal vez desaparecer.
Necesito de un susurro, de una mañana en mi memoria,
de la silueta desnuda acomodándose en mi lecho,
de los suspiros melancólicos llenos de proyecciones silenciosas,
de tu pelo de miel enredándose en mis dedos.
Necesito vaciar mi alma triste y desvanecida,
dejar que se vaya, en la amarga tiniebla displicente que corrió,
entre nosotros.
Necesito responder a mi virtud desalentada,
al crucigrama bastardo que persigue mi palacio,
a las vergonzosas derrotas de la culpa y los antojos,
a los caprichos vagos que se cuelan por mis venas sinceradas.
Necesito de un suplicio,
para comprometer mi vida en la búsqueda casi inerte de tus ojos,
para reencontrar las esquinas ciegas de nuestros recuerdos,
para dar asilo a las frustraciones contraídas.
Necesito saberte en la alegría manifiesta,
en los colores que arrojas desde tu ventana ahora inmune,
y las memorias remotas que guardas bajo tu cama,
o quémalas vivas o destruye sus sollozos cancerígenos.

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