jueves, septiembre 13, 2007

reyes

Sus mundos de terciopelo verde se unieron fantásticamente, como en los viejos cuentos. Como en las apolilladas palabras ancestrales de los ascendientes.
La corona se posó en Escocia, los monarcas homenajearon y saludaron al pueblo, visitaron hasta los más lejanos escondrijos de la ciudad para el tributo.
Agradecidos, tomaron sus manos, y las alzaron hacia el destino, envueltos en futuros oníricos y cabezas de ruido armonioso. Durante la tarde, antes que el sol vistiérase de recuerdo, juraron impermeabilizar juntos con pinturas de cariño y versos, el castillo que construyeron junto a las flores pigmeas, frente a la palmera de sus sueños, a los árboles sin nombre, y al no pasto de la normalidad.

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