miércoles, mayo 09, 2007

núm3r05

Números en todos lados, los pies cruzando la línea del metro, las manos alzadas en los buses que chocan con las miradas perdidas entre el techo y las ventanas.
La sinergia de las mañanas llenas de melancolías de sueño y sueños entumecidos color otoño, y las bisagras de los párpados resecas de frío madrugoso, desfilando imprecisas en la alfombra de zombies grises y asumagados, vigilando en sus puestos de combate la proximidad de los enemigos del perpetuo viaje que los llevará a la labor diaria.
Números descontándose de mi plástico pasaje hacia un destino cierto pero inseguro, obligándome a detenerme por momentos y cambiar el vehículo, y de colores, y de números.
Cifras indiscretas, que revelan nuestros pasos sin disimulo, nos entregan a los capitales del imperio, nos enclaustran en la madeja social sofocante y obligatoria; pero nos convierte en uno de esos, de esos números sin alma, agobiados de malestar algebraico, en innumerables ocasiones, hasta contar historias es numeral y fatídico.
Los números de tu vida; cumpleaños, run, dirección, teléfono, calzado, talla, micros, sueldo, deudas, patentes, folios, contratos, notas, amigos, enemigos, hermanos, parejas, amantes, concubinas, casas, autos, perros, gatos, cuadras, esquinas, semáforos, paraderos, años, meses, semanas, minutos, segundos, frames, pastillas, remedios, goles, trabajos, caricias, besos, orgasmos, sábanas, quejas, frases, palabras, letras, puntos y comas... hasta la fecha de tu muerte.

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